Mientras el plan Messmer convirtió a Francia en un gran productor y exportador de energía, Alemania fue pionera en el uso y desarrollo de energías renovables pero, tras múltiples vicisitudes, ahora está incrementando sus emisiones de CO2 y se ve obligada a provisionar grandes cantidades para pagar por este exceso de liberación de gases de efecto invernadero. Macron, por su parte, ya ha lanzado la construcción de nuevos reactores pese a que Francia produce mucha más electricidad de la que necesita y exporta por valor de 3000 millones de dólares