“Sería el señor Barcoj, que fue el que falsificó mi firma en el contrato”. Verdú dio una bofetada verbal,al borde del grito. Los acusados se removieron, friccionaron las patas de las sillas, se levantaron murmullos dolidos, abrumados como cuando alguien sufre un golpe en los testículos y los demás se echan la mano a la bragueta protegiéndose. Era eso lo que parecían buscar las defensas,una salida de tono que desautorizara al testigo Francisco Verdú,que tuvo la desfachatez de rechazar una tarjeta black porque sospechó que incurría en mala praxis