En 1965, el geólogo Richard Faas del Lafayette College llevó algunas de las rocas a su laboratorio para realizar pruebas. Descubrió que cuando se golpeaban las rocas, creaban una serie de tonos en frecuencias más bajas de las que el oído humano puede oír. Un sonido audible solo se produce porque estos tonos interactúan entre sí. Aunque los experimentos de Faas explicaron la naturaleza de los tonos, no identificaron el mecanismo físico específico en la roca que los hizo.