Ante una pregunta aparentemente fácil como «¿qué consideras más importante: la comida o el sueño?», ¿qué responderías? ¿La comida, porque es la que proporciona nutrientes al organismo? ¿El sueño, porque permite el descanso del cuerpo para poder seguir funcionando? La respuesta a esto se obtuvo en el siglo XIX, a manos de una investigadora de origen ruso cuya inquietud por el tema la llevó a conclusiones que iban a contracorriente de lo que circulaba en las esferas científicas del momento.