Reconocemos que éramos grandes admiradores del tenista español Rafa Nadal, hasta que ha llegado toda esta historia del virus. Pero nuestra decepción absoluta con él ha llegado con la injusticia cometida en el torneo de Australia y su falta absoluta de solidaridad con todo lo sucedido con Djokovic y su aberrante expulsión de Australia. Nuestra sensación tras su victoria en Australia ha sido la de la indiferencia, es decir, ni frío, ni calor. Nos ha dado absolutamente igual puesto que ese chasco que nos hemos llevado de él