A juicio de sus críticos, que son realmente infatigables, el nuevo-antiguo secretario general ya ha empezado a cagarla sin ni siquiera haber consumado el matrimonio con el cargo, una ceremonia íntima que se celebró este domingo ante varios miles de invitados. Los resucitados no tienen período de gracia, pese a que los chistes ya dan cuenta de que Lázaro, el primero en hacer pedorretas a la muerte, no se levantó sin más, sino que anduvo gilipollas un rato por eso del entumecimiento. A Sánchez han decidido marcarle al hombre desde ya.