La víctima, de 66 años, es sorda, no sabe leer ni escribir y tiene el grado de entendimiento de una niña de 5 o 6 años. Uno de ellos, el hijo de la mujer, que contó que, aunque no había visto los sucesos acontecidos en el cementerio, no era la primera vez que su madre era violada por un vecino del pueblo: ya pasó en dos ocasiones anteriores, aunque la segunda vez retiraron la denuncia, al ser el sospechoso un hombre muy mayor y enfermo.