Ana Pardo señala que no solo existía una mafia política y policial, sino que también existía una «mafia mediática».«Con los audios de Villarejo y Cospedal lo vimos, con los con las grabaciones de Jorge Fernández Díaz, donde hablaba de gacetilleros a los que se le entregaba informaciones adulteradas para perjudicar adversarios políticos». «Con total impunidad, esos periodistas no se ocupan por supuesto de contrastar nada, simplemente atendían a las órdenes de una mafia política que era la que les entregaba además documentos