El uso militar de los satélites se ha multiplicado por diez en las dos últimas décadas y el espacio se ha convertido en un territorio esencial para la seguridad nacional. En los últimos 15 años, China se ha dotado de satélites de comunicación militares, de imagen y reconocimiento y hasta de armas de energía y espaciales para la guerra electrónica. En noviembre de 2021, Rusia hace estallar, muy próximo a la Agencia Espacial Internacional, uno de sus satélites inutilizados con las consecuencias que supone de dispersión de residuos en la órbita.