Ni siquiera es que sea machista. O, al menos, él no lo sabe. Vamos, que es machista, pero Bobby te hubiera dicho que no digas gilipolleces, imbécil, diez vueltas al campo. Chapadísimo a la antigua. Pero chapadísimo, chapadísimo. Una charla, con alumnos, turno de ruegos y preguntas. Señor Knight, pregunta cierta mozuca, ¿cómo puedo ser entrenadora de baloncesto? Y Bobby responde, raudo. «Cámbiate de sexo, niña». Guiño, guiño, codazo, codazo.