Érase una vez, la mayoría de las baterías de uso común eran pilas, artículos de un solo uso que no podían recargarse y que estaban destinados a ser desechados cuando se gastaban. Naturalmente, esto significaba que los aparatos que dependían de estas, tenían un diseño que hacía que el cambio de pilas fuera un proceso rápido y fácil. Pero hoy en día, muchos de nuestros aparatos, y más en concreto los móviles, dependen de baterías de litio. Al ser recargables, los fabricantes decidieron que ya no hacía falta cambiarlas y empezaron a precintarlas.