Después de dos años de espera, la revisión por la que pasó el 2 de septiembre en el hospital Clínic de Barcelona, lejos de proporcionar respuestas a sus preguntas, acabó por convertirse en «una pesadilla», afectada de fatiga crónica y sensibilidad química múltiple, el médico internista que le 'atendió', el mismo que en su día le puso el tratamiento, le invitó a salir por la puerta de tras asegurarle que «como ciudadano catalán que ansía la independencia y que, además, así será», no le volvería a reconocer..