Se ha demostrado que retrasar el horario académico a ciertas edades es muchísimo más saludable porque hay mejor rendimiento escolar, mejor salud en general, menos accidentes, peleas o problemas de comportamiento. La investigación es clarísima. Supongo que el mayor problema para aplicarlo es la conciliación, pero la realidad es que si se retrasase la entrada en los colegios, especialmente en la adolescencia, a los chicos les iría muchísimo mejor. Ocho horas, en general, es poco para los niños. Se recomiendan más.