Javier Camiña, de la Sociedad Española de Neurología, ha señalado que la exposición a micropartículas contaminantes favorece el riesgo de presentar ictus, "tanto isquémico (por embolia) como hemorrágico, y deterioro cognitivo". L a evidencia científica relaciona la exposición continuada a los contaminantes atmosféricos con la neuroinflamación implicada en enfermedades neurodegenerativas como la demencia, el Alzheimer, el Parkinson, la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). "Tenemos un millón de personas con demencia".