Cuando los niveles de dopamina son óptimos somos la mejor versión de nosotros mismos: estamos motivados, alegres, satisfechos, nos relacionamos bien con los demás, nuestra libido es buena, sentimos amor, tomamos riesgos a conciencia y estamos entusiastas, pero no febriles.Asimismo, si nuestra dopamina está muy alta nos sentimos obligados a conseguir lo que sea sin que nos importen las consecuencias; nos ponemos exigentes y de mentalidad fija. Esto era muy bueno hace 150.000 años cuando lo que teníamos que obtener era comida,...