Los vigilantes de seguridad de la estación, que acudían a su puesto de trabajo, lo sorprendieron y escucharon: «No quiero, déjame, déjame, no es no, no quiero», que decía la víctima. Ellos inmovilizaron al agresor y solicitaron la presencia policial, mientras el procesado decía: «Lo volveré a hacer, es mi método». Al día siguiente de los hechos, el sospechoso pasó a disposición del Juzgado de Guardia, quien decretó su ingreso en prisión.