El mayor problema del cambio climático no estriba en que la Tierra se vuelva más cálida, sino en lo deprisa que lo hace. Un ejemplo de este principio lo ofrece ahora una investigación sobre las más extremas de las olas de calor extremas, aquellas que no solo superan el récord anterior, sino que los «destrozan», la palabra que emplean los autores mismos del estudio, los climatólogos Eric Fischer, Sebastian Sippel y Reto Knutti, de ETH Zúrich. Según el análisis que han publicado en Nature Climate Change, la probabilidad de que haya olas de calor