El verdadero “señor de las moscas” comenzó en junio de 1965. Los protagonistas fueron seis niños: Stephen, Sione, Kolo, David, Luke y Mano, todos alumnos de un estricto internado católico en Nuku’alofa. Tenían en común, sobre todo, una cosa: estaban aburridos. Entonces idearon un plan para escapar: viajar a Fiji, a unas 500 millas de distancia, o incluso hasta Nueva Zelanda.