Este soberano danés del siglo X, instalado, contra la costumbre vikinga, en un trono heredado, se vio abocado a defenderlo de enemigos internos y externos, al tiempo que daba rienda a sus delirios constructivos. Hijo del rey Gorm y Thyra Danebod, Harald se convirtió en rey por designación paterna, algo que hasta entonces no era habitual entre los vikingos, siempre adictos a una buena batalla por el mando.