La derecha española lo sabe, es consciente de la responsabilidad que tiene en el desmantelamiento de nuestra Sanidad, a la que sometió a un ataque sin cuartel que sólo pudieron detener o aminorar sus propios profesionales con la famosa marea blanca, y también en la entrega de las residencias a fondos buitre o, en cualquier caso, a empresas para las que no existen los pacientes sino los clientes y cuya función es ganar dinero.