En particular, si sustituyéramos la energía nuclear por gas hasta 2050, la NASA estimó que se producirían alrededor de 420.000 fallecimientos más. Si usáramos carbón como combustible, mucho más contaminante que otras opciones, el número de muertes llegaría incluso a los 7 millones de personas. Por tanto, no se trata de aborrecer la energía nuclear por los accidentes que hayan ocurrido, que han sido gravísimos, y de los que tenemos que tomar nota.