Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de los empresarios y exdueño del Grupo Marsans, utilizaba su yate, en verano, y su finca toledana de ‘El Alamín’, en temporada de caza, para fraguar negocios, como concesiones públicas en puertos baleares y licencias en el aeropuerto de Barajas. Lo cuentan algunos de sus exempleados más próximos, hoy acreedores suyos. Desvelan que cobraban en negro parte de su sueldo, y que el Rey y Francisco Álvarez-Cascos, entonces ministro de Fomento, disponían de dormitorio en el palacio de Alamín