Estados Unidos abandonó Afganistán el 30 de agosto del 2021, tras casi veinte años de guerra. Escribí sobre ello varias veces esos días, y mi opinión no ha cambiado demasiado: la retirada era una buena idea, fue ejecutada excepcionalmente bien, teniendo en cuenta el contexto1, y puso fin a una de las mayores chapuzas militares y diplomáticas de la historia reciente del país. Estados Unidos llevaba como mínimo quince años sin tener la menor idea sobre qué hacían en ese país, tirando a la basura miles de millones dedólares y (...)