En los patios y galerías aparecen unos señorones con la papada bronceada y las cocochas bruñidas, que han llegado a la cárcel desde la cloaca de la política. La población carcelaria está compuesta en general por gente muy joven, grandes o pequeños delincuentes en la flor de la vida, que en su inmensa mayoría deben a la droga el haber sido devorados por el Código Penal. De hecho, si la droga se legalizara, las cárceles, hoy abarrotadas, quedarían prácticamente vacías y podrían convertirse en parques infantiles, en bibliotecas públicas, en ...