Estamos viviendo una auténtica vergüenza, que algunos ya abiertamente denominamos “plandemia” o “coronacirco”. Con la diferencia de que el circo es un espectáculo de diversión, y esto es más bien para salir huyendo y darse de baja en el sistema. La sociedad, más que dormir, ronca. Pegada a la televisión apesebrada y bien aleccionada, no tiene escapatoria y acaba viendo el bello traje del emperador desnudo. Ignora que los intervinientes juegan su papel, bien remunerado, por cierto. Son prestidigitadores de la información...