Galina nació en Ucrania, habla ucraniano, su esposo sirve en el ejército ucraniano y vive en un pueblo al sur de la ciudad de Vinnytsia, en la Ucrania central. Pero a ojos de la ley, Galina es rusa. De niña se mudó a Rusia, donde luego se convirtió en ciudadana. Como ella, miles de rusos en Ucrania, se encuentra ahora en un limbo legal. No puede conseguir trabajo y teme que bloqueen su cuenta bancaria. Embarazada de siete meses, al no tener la nacionalidad ucraniana, no puede acceder a los servicios de salud que el Estado ofrece gratuitamente.