En la parábola del tren, Jim Jeffries compara a la humanidad con un tren que va lentamente. Sostiene que los científicos ateos están dentro del primer carro, manteniendo el motor en marcha y haciendo que todo funcione. En el segundo coche, bromea que se encuentran los agnósticos, que lo molestan con su falta de vigor intelectual. Es en la parte trasera del tren que se encuentran las masas de gentes religiosas siendo cargadas por los científicos en la delantera. Hay tantos y tantos de ellos, y relativamente poca gente en la parte delantera que..