Durante el verano de 2017, la actriz y cantante Selena Gomez mantuvo un perfil bajo en sus redes sociales, donde solía ser muy activa. En seguida saltaron todas las alarmas entre sus seguidores, quienes se dieron cuenta de que ni siquiera estaba promocionando su música. Algo no estaba yendo bien. Lo que confirmó la propia cantante en septiembre de ese año con la publicación del anuncio de que el lupus, que padece desde 2015, le había afectado a un riñón y necesitaba un trasplante. Su amiga, y también actriz, Francia Raisa fue la donante.