A través de una Real Orden, Fernando VI trató de acabar con este colectivo el 30 de julio de 1749, cuando detuvo a 9.000 personas, encerrándolas y separándolas por sexos para evitar su reproducción. Trabajos esclavos, torturas, condiciones insalubres, y otras circunstancias aberrantes fueron los principales elementos que caracterizaron a esta operación que, no obstante, no se trataba de la primera vez en la que se perseguía a este pueblo, que entró a España por Aragón en 1425 y que ya había sido objeto de una tropelía similar en 1499.