Tres años despúes del terremoto de 7,9 grados que devastó las ciudades peruanas de Pisco, Chincha e Ica (sur del país), centenares de damnificados que siguen viviendo en carpas lanzaron una campaña de protestas ante la lentitud de las labores de reconstrucción. Los reclamos por viviendas se centraron en Pisco, ciudad que quedó destruida en un 80%, donde la población manifestó pacíficamente por las calles ante un fuerte resguardo policial.