Los que creen conocer a Mariano Rajoy se equivocan. Quienes pretenden predecirlo se equivocan. Los que critican su verbo atascado, su morro y su inmovilismo, yerran. Rajoy es Dios. Mariano es mejor que Obama y no necesita ni preparador físico, ni equipo de guionistas, ni asesores de imagen ni sonrisa. Le sale a cuenta ser como es. Por mucho que arriesgue, por luminoso que sea el farol, Mariano siempre acierta.