Como cualquier otro pretendido sistema total de pensamiento, el conjunto de lo políticamente correcto está trufado de contradicciones. Haga la prueba. Salga a la calle y escoja al primer individuo con cara de ciudadano biempensante que se encuentre. Pregúntele a bocajarro, para que no le dé tiempo a reaccionar. Pregúntele, decimos, si cree que los Estados y las grandes corporaciones tienen derecho a recopilar, almacenar y utilizar toda la información que puedan respecto a él, usted, nosotros o cualquier otra persona.