Hay en el mundo una serie de países en los que los partidos políticos están prohibidos. Por supuesto, muchos de ellos son regímenes absolutos como Arabia Saudí o Emiratos Árabes, por poner un par de ejemplos, aunque algunos de sus vecinos sí permiten la existencia limitada de sociedades políticas, caso de Baréin o Kuwait. Lo realmente curioso es que haya territorios concretos dentro de países democráticos que tampoco los contemplen y esa rareza tiene en el estado norteamericano de Nebraska, quizá, el modelo más insólito.