El 24 de julio de 2010, más de 1 millón de personas se adentran bailando en un oscuro túnel de 200 metros de longitud. La multitud de festivaleros, ataviados con gafas de sol y pelucas fluorescentes, se dirige a una antigua estación ferroviaria situada en la zona industrial de Duisburgo, en el este de Alemania, para participar en la Love Parade, uno de los festivales de música electrónica más concurridos del mundo.