Una amiga mía, terapeuta de parejas, vino a verme después de una semana larga. Se hundió en mi sofá, cerró los ojos y dijo: “¿Sabes qué frase me gustaría poder prohibir decir a las parejas? ‘Yo nunca dije eso’”. Era una frase, me dijo mi amiga, que oía casi todas las semanas. Y una vez que alguien la pronunciaba, toda la sesión solía convertirse en una discusión sobre lo que la persona había dicho o dejado de decir. Esto me hizo preguntarme por otras frases que los terapeutas desearían que las parejas dejaran de decir durante los conflictos.