Rodríguez Zapatero, a quien ayer un reputado director de periódico describía embelesado, se diría que enamorado del personaje, es un tipo que circula por la vida con retraso. Retraso vergonzante a la hora de reconocer la crisis, que negó hasta el absurdo, cuando ya era una evidencia incluso para los legos en materia económica. Retraso calculado a la hora de negar la dimensión del problema español, la profundidad y duración de una recesión desconocida en nuestra Historia reciente, y retraso doloso a la hora de acercarse siquiera a formular......