La quagga, una cebra surafricana con franjas solo en la mitad de su cuerpo, se extinguió el 12 de agosto de 1883, cuando murió el último ejemplar en el zoo de Ámsterdam. Un siglo después, en 1988, la quagga volvió a la vida. Según un viejo lema ecologista, la extinción es para siempre, pero los avances actuales están logrando que la desextinción de especies sea una posibilidad cada vez más al alcance de la ciencia.
La nueva quagga no es exactamente el mismo animal que la vieja. Gracias a que se han conservado 23 pieles repartidas por museos