“Las estructuras familiares de cada país son el sustrato decisivo de las estructuras económicas y políticas”. Ahí está la clave. La modificación del orden familiar provoca efectos decisivos en todos los ámbitos sociales. Si alteras la familia, cambias el mundo. ¿Y a quién le convendría algo así? Según Zemmour, a ese capitalismo de nuevo cuño, propagador de una visión economicista y especulativa de la existencia, que nos vende la fantasía de una mundialización feliz.