Resulta inconcebible la pujanza de la lógica bélica en el 2022. ¿No hemos sacado enseñanzas de las negativas intervenciones en Afganistán, Irak, Siria, Somalia o Libia? ¿No somos capaces de imponer de una vez por todas la cultura de los derechos humanos y un pacifismo, aunque sea débil, en la geopolítica mundial? Rusia y Estados Unidos han dado muestras en los últimos años de una incapacidad manifiesta para construir la paz. Y el seguidismo europeo tampoco ha sido positivo.