El comportamiento caníbal fue evolutivamente favorable para la supervivencia de los homínidos, lo hemos hecho a lo largo de nuestra historia evolutiva y, posiblemente, lo hicimos por necesidad. Hace alrededor de 1,45 millones de años, en Kenia, unos antiguos parientes nuestros se comieron a uno de los suyos, según las marcas de corte presentes en una tibia, lo que constituye la evidencia decisiva más antigua de que nuestros ancestros se masacraban y comían unos a otros.