Estados Unidos y la mayoría de los países europeos apostaron por el corrupto y ladrón Juan Guaidó como «presidente encargado», y cuando «se dieron cuenta» de que ya no les servía más, lo sacaron de escena, y hoy apuestan por el Machado y la Machado, aunque la apuesta real va por las «guarimbas» y la desestabilización de la sociedad venezolana, e incluso por un posible golpe de Estado o la «invasión mercenaria», similares a las ya realizadas desde Estados Unidos y Colombia.