Un hombre de treinta y cinco años, Mame Mbaye, ha muerto. Era un mantero, de origen senegalés que vivía en el barrio de Lavapiés. Yo no he sido testigo de nada, por eso fui a informarme en la plaza de Nelson Mandela. Esto decían: “Él no eligió ser ilegal”, añadió una mujer con pañuelo rosa. “Llevaba quince años pidiendo los papeles y no se lo concedieron. Él tenía que vivir y comer”. Los manteros deben comprar su mercancía. Por eso corrió Mbaye como un atleta de maratón cuando le perseguían. La vida le iba en ello y aquí se le escapó.