La dirección del centro la elige para leer un manifiesto en contra de la guerra, por las razones que ustedes pueden imaginar. Al día siguiente la niña (10 años) tenía que leerlo, me fijo y no le veo el papel. “Sofía (así se llama), ¿y el papel?”, me contesta “No me hace falta, lo he memorizado, en mi país nos acostumbran a memorizar cosas desde pequeños”. Constato después que la niña domina 5 idiomas. Puede que la niña sea talentosa, pero también puede que nos estemos equivocando denigrando el potencial educativo que da el trabajar la memoria.