Demos por bueno, por una vez y sin que sirva de precedente, que muchas de las actitudes de grupos de extrema derecha, en especial la intolerable verborrea que reniega de la violencia de género, entran en esa categoría patológica que denominamos fascismo. Aunque, stricto sensu, el término excede de esas posiciones reaccionarias y meapilas. Incluso, advirtamos que exacerbar el mimetismo ideológico entre los fascistas de ayer (pardo y rojo: totalitarismo de partido único, pensamiento único y estatalización de la sociedad) y los facinerosos ultras.