Hace 80 años, en un 14 de abril como hoy, se proclamaba en España la Segunda República. En sus pocos años de vida democrática, fue un intento de modernizar a un país profundamente atrasado, sometido a un sistema de propiedad oligárquica, regido por una monarquía corrupta, que había avalado la dictadura de Primo de Rivera en 1923, un Ejército políticamente activo adicto al statu quo político asegurado por el rey Alfonso XIII, en el que la Iglesia católica, desde el púlpito y a través de la enseñanza, ejercía una intensa influencia.