Daniel Ksepka, del Museo de Historia Natural de Nueva York, y sus numerosos colaboradores de diversas instituciones de diferentes naciones, han reconstruido la evolución del cerebro de las aves analizando los volúmenes craneales de centenares de especies, actuales y extintas, empezando por los dinosaurios, tal y como exponen en Current Biology. Los resultados arrojan luz sobre los procesos evolutivos que han llevado a familias de aves, como los cuervos, a dotarse de un cerebro de dimensiones relativas grandes.