El barrio es su musa. Los chivatos y la policía, los malos de la película. Desde L'Hospitalet de Barcelona ha conectado como nadie con los jóvenes de la periferia. Y logrado el aplauso internacional. Más allá del juicio moral que ya se encargan de hacer aquellos que creen que esta música blanquea o exalta actitudes violentas, las escasas apariciones de Morad en los medios de comunicación tradicionales, sus letras y sus videoclips resumen un mensaje muy claro: las historias del barrio las cuentan sus propios habitantes, desde dentro.