Seguimos sin tener un Speaker, y nadie sabe cuanto habrá uno. Hay pocas más divertidas, al escribir sobre política, que hablar de las desventuras y peleas internas de un partido político, especialmente uno que te cae mal. Es todo narración, sin tener que reeler informes, leyes y datos. Tienes personajes, reglas claras y gente dándose collejas y guantazos con el fervor de los escogidos para la gloria. Llevamos casi dos semanas de la última gran algarada del partido republicano desde la estúpida, ridícula defenestración de Kevin McCarthy del carg