La corrupción, como la lluvia, es un fenómeno meteorológico que cae de arriba hacia abajo, y, si tienes reyes corruptos, lo normal es que los vasallos se acaben mojando, como Rubiales y Piqué. La imagen del ídolo catalanista futbolero invocando a Juancar como valedor es más que metafórica. Yo diría que evidencial, si existiere tal palabra, de nuestro borbónico paletismo. A la hora de trincar, todos parecéis borbones y rojigualdas, querido Geri.