Como se ha visto en el caso de los visones y de otras especies, y quizás también en otros animales no investigados aún, además de poder contagiarse y enfermar, pueden igualmente ser un vector de transmisión hacia los seres humanos.
Por ello, la posibilidad de que el SARS-CoV-2 se instale en poblaciones animales salvajes y que, desde ellas, pueda hacer el trayecto de vuelta a nuestra especie, quizás incluso tras sufrir mutaciones que alteren su infectividad o virulencia, es una eventualidad que debe contemplarse y frente a la que es necesario e